viernes, 8 de febrero de 2013

La Función de la Música en el Culto de las Hermandades de Penitencia de Sevilla (Parte 1)

Las cofradías sevillanas realizan a lo largo del año otras actividades aparte de la Estación de Penitencia que son las que vienen determinadas en las Ordenanzas de constitución y entre las que aparecen están las del “culto interno”, es decir, las celebraciones culturales dedicadas a los titulares de estas cofradías. En ellas la música constituye un factor de eficaz contribución al esplendor de los cultos, al mismo tiempo que acrecienta el fervoroso sentimiento cofradiero.
Tenemos evidencia por multitud de testimonios de la solemnidad con que las Hermandades oficiaban estas celebraciones, ejemplo de ello son estas palabras de Paul Henry Lang: “En la época en que las ceremonias religiosas se llevaban a cabo con el sonido de la gloriosa música de los maestros, los fieles absorbían una cierta ración de buena música que les formaba el gusto y les hacía receptivos hacia otros grandes músicos que encontraban fuera de estas celebraciones”, que abundan sobre la importancia que tenía la música en estas celebraciones.
Desde hace unos años las aportaciones a la Historia de la Música de las cofradías van enriqueciéndose con importantes obras dedicadas al estudio de su música y músicos; de tal forma que hoy en día contamos con publicaciones dedicadas a la música que se conservan en los archivos de las Hermandades. Así como la del académico D. Ignacio Otero Nieto “La Música de las Cofradías sevillanas” (1997); o la de D. Manuel Carmona Rodríguez “Un siglo de música procesional en Sevilla y Andalucía” (1993). Estas publicaciones estudian la música desde un punto de vista amplio, analizando exhaustivamente las partituras y los compositores.

Formas musicales en las funciones de las Hermandades de penitencia

Si el culto en las Hermandades que procesionan ha sido uno de los aspectos más estudiados, la música que lo adornaba, podemos decir que ha pasado inadvertida. Excepto las marchas fúnebres que acompañan a las procesiones.
Las formas musicales utilizadas en las funciones de nuestras Hermandades son muy variadas, aunque podemos establecer dos tipos:
-          Música litúrgica: obras escritas en latín para las celebraciones generales (Misas, motetes, salmos, himnos).
-          Música extralitúrgica: obras escritas en castellano la mayor parte de ellas dedicadas a las imágenes titulares de las hermandades (Coplas, gozos, alabados, Villancicos, alabanzas, letrillas, versos y plegarias, entre otras).
De este repertorio, la forma más significativa y al mismo tiempo la más genuina dentro de las actividades de las cofradías sevillanas hasta bien entrado el siglo XX, fue la “Copla”. Sin duda alguna, la copla o canción, compuesta generalmente de estrofas de cuatro versos octosílabos, es el tipo formal más generalizado dentro del repertorio tradicional español, y a ella corresponden multitud de géneros y especies. Esta forma musical tiene un estrecho parentesco con el Villancico, que ya en el siglo XVI era empleado en la liturgia en sustitución de los Responsorios.
Muchos de los villancicos son acompañados de instrumentos, y comienzan con una introducción para voces solistas, seguida de un estribillo para solistas y uno o más coros, y de coplas para uno o varios solistas. Las estructuras formales más habituales de la copla tradicional son las siguientes:
-          Canciones, formadas únicamente de copla (sin estribillo) que repiten o no algunos de sus elementos.
-          Coplas con estribillo.
o   Con estribillos formados por elementos nuevos.
o   Intervienen elementos de la copla en el estribillo.
o   Con estribillos formados únicamente de elementos de la copla o repetición de ésta a manera de estribillos.
No podemos dejar de hablar de la importancia del texto en la interpretación de las coplas, y así como la música subraya y resalta expresivamente el texto con el que forma una unión perfecta, corresponde al texto enfatizar la melodía, para lo cual el autor se vale de todos los elementos que intervienen en la composición de la música y que contribuyen a resaltar la expresión íntima de las palabras y el sentimiento general y particular de la poesía. De esta colaboración entre ambos factores, el literario y el musical surgen “las Coplas”.

La Misa

La Misa es el acto más importante de la liturgia católica. En el transcurso de su celebración eran introducidas oraciones y otros actos culturales dedicados a los titulares de las hermandades; o bien, una vez finalizada, se rezaban las oraciones correspondientes a lo que se ha llamado “culto interno” donde se cantaban coplas, plegarias, antífonas himnos, gozos, etc.
Muchas eran las cofradías que contaban con Misa propia a gran orquesta, obra de un compositor cofrade, generalmente local, o bien de un compositor de reconocida notoriedad. Muchos fueron los compositores de prestigio que escribieron música para las cofradías, pero pocos los que musicaron el Ordinario de la Misa para una determinada hermandad, entre ellos, los más destacados: Hilarión Eslava, Evaristo García Torres y Vicente Gómez Zarzuela. Otras hermandades que no tenían Misa propia utilizaban en sus celebraciones misas de diversos compositores, con preferencia italianos.
Asimismo, era frecuente que en los aniversarios de difuntos se cantase, a menudo, la misa de Réquiem de Mozart.

Otras Formas

Ambos solían usarse en la Octava del Corpus pero también en los jubileos y en las exposiciones y reservas del Santísimo. El Motete se ejecutaba después de alzar; mientras que el “Alabado” se cantaban en el momento de la reserva.  El “Alabado” se hizo muy popular hacia mediados del siglo XVIII y son numerosos los compositores que le han puesto música.

Himnos

Entre los diferentes Himnos que se encuentran en los archivos, el más musicado es el “Tantum Ergo” que se cantaba en la adoración al Santísimo junto con el Motete eucarístico y el Alabado.

Secuencias

La secuencia “Stabat Mater” aparece musicada en muchas cofradías por distintos compositores. Se cantaba en el Septenario a los Dolores de la Virgen.

Salmos

Mención especial hay que hacer al salmo “Miserere”, que se interpreta, especialmente, en Semana Santa. Las cofradías solían hacer uso de las composiciones escritas por los Maestros de Capilla de la Catedral. Su interpretación estaba determinada por las ordenanzas que mandaba: “que si por algún accidente acordara la Corporación no hacer estación, debe predicarse sermón de Pasión el Jueves Santo a las siete de la noche, y cantarse un Miserere con música”.

Antífonas, alabanzas, letrillas, versos y plegarias son formas menores que solían acompañar las funciones como los ejercicios de comunión todos los viernes, la Adoración al Santísimo, triduos y función principal al Titular.


Extraído del artículo de Rosario Gutiérrez Cordero y Mª Luisa Montero Muñoz para el III Simposio sobre Hermandades de Sevilla y su Provincia. Fundación Cruzcampo. 2002.

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